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jueves, 1 de diciembre de 2011

Escaso fragmento de un mal uso en la logica

 La lógica es la madre vaginal que se ha tomado la molestia de engendrar y alimentar un organismo propiamente estructurado con fines dirigidos a determinados seres tal organismo, engendro y parasito nace bajo el nombre de logística.
La logística no va más allá de la “puesta en escena” investigación y seguimiento de uno o varios sujetos; un acto de espionaje sagaz y furtivo por ende costoso al igual que costoso para quien lo practica. No mentiremos al decir que es un arma con muy buen filo aunque bien sabemos que hasta la espada mejor afilada de la antigua Roma se desgasto.
Volviendo al tema sin apartarnos de mucho de lo que aquí nos ocupa entendamos que las herramientas de la logística pueden como cualquier otra herramienta ser utilizada tanto para bien como para mal. Como quien mata a martillazos, como quien a piquetes empleando el desarmador desangra a su víctima. Así como la logística puede presentarse proveniente de laboratorios santurrones y puritanos de igual forma tiene la presentación demoniaca y lúgubre.
La logística puede aprovechar a su favor la paranoia inclusive crearla; ejemplificaremos un caso de la llamada puesta en escena como primordial método logístico (fig. 1)
Los círculos blancos son una serie de logistas en este caso son 8, por otro lado el círculo negro es el fin por el cual se lleva a cabo la operación o evento. Bien se puede apreciar que no hay escapatoria la puesta en escena rodea al individuo o al menos eso se cree a simple vista. (Fig. 2 y 3) El círculo negro se vuelve blanco. La confusión se generaliza.

La logística calcula prepara y realiza cuanto se refiere a la vida, movimientos y necesidades de determinado individuo o individuos. La relatividad entre el órgano que atiende la campaña se desteje fácilmente como el sweater de estambre al encontrarle el hilo suelto, la lógica es un juego de alteración de nociones y sucesos constituida y preparada para las variadas reacciones del sujeto a quien se pretende mostrar enigmática la concepción del futuro pero no de la percepción pues de la percepción no se puede saber nada más que de la propia pues es un acto individual y por más que se pretenda entrar en percepción ajena es irremediablemente imposible.

Es la lógica una complicación, es siempre falsa y guía los hilos de las nociones, quien lo practica en consecuencia espía y vive del atentado a la confidencialidad del próximo esto dicho en términos legales pero como eso de la leyes en esta era en que se mueven bajo las turbulentas influencias monetarias y de poder no hace falta recurrir a ello sino a lo meramente moral o digno del ser, quien practica tales actos con malicia está por demás enterado del acto de cobardía que implican tales menesteres, repito se vive del atentado, se vive del constante atacar para el próximo. El logista mantiene gran similitud con el sacerdote que vive de los pecados, que necesita de pecadores para perdonar y “re direccionar almas”. Cuando las redes de tan absurdo axioma se descosen se muestra tal cual es; un ser indignante, oportunista, común y corriente perteneciente de una especie que nunca lograra cambiar siquiera proponerse el cambio, por tal se resguarda en tan absurda visión del mundo divino donde todos los pecados pueden ser perdonados miles de veces, nada mas falso esttupido e ignorante.
A los ignorantes debe enseñárseles con lo que les estremece, con lo que les causa enojo con lo que les fastidia, con lo que les ofende, con la pesada cruz de la verdad solo eso.
El texto que ofende al vulgar debe repetírsele con simple naturalidad, debe reiterársele a manera de oración que el sentimiento de ofensa es un antídoto de la verdad y este antídoto bien suministrado puede llevar a la aceptación del error en que se encuentra el paciente.
El texto que ofende crea un morbo insistente conductor. Las letras no brincan al ojo ni mucho menos se cuelan por si mismas en la mente a no ser que el sujeto (o el morbo) así lo desee.
¡Hay las letras, las letras tan inocentes que se les acusa de falacia de blasfemia de mentira!.
Hay que repetirlo hasta el cansancio porque aquellos a quienes ofende la verdad no son solamente estúpidos, sino moralmente reprensibles además y a los estúpidos hay que educarlos; se inflige a los que odian la verdad un castigo provechoso con las primeras verdades ofensivas y la repetición de éstas confiere gradualmente a los que las leen o escuchan una inmunidad para el dolor, hasta que termina reformando y educando a los estúpidos de su odio a la verdad. Una verdad familiar deja de ofender.
¿o no?











Por orden

subsecretario abstracto
alankilemsiha’an

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